miércoles, 25 de noviembre de 2015

DOS DÍAS Y TRES NOCHES


El hombre salió a la terraza y la saludó:
—Buenas noches. Veo que has venido. Después del aperitivo comenzará la subasta por ti y yo voy a pujar todo lo que pueda. Quiero follarte —le susurró demasiado cerca para su gusto.
—Pues yo no quiero nada contigo.
—No tienes elección, preciosa.
Él intentó tocarle el sexo, pero Evelyn le cogió de la mano y se la apretó tan fuerte que sintió un dolor punzante.
—Soy una mujer libre y follo con quién me da la gana. Y tú no estás entre mis prioridades.
—Suéltame, zorra. Me vas a romper la muñeca, me estás haciendo daño.

Ella lo soltó y el hombre se alejó masajeándose. Leonardo, que observaba la escena, se sintió molesto. A su lado llegó una joven.
—¿Dónde has encontrado ese monumento de mujer? —interrogó ella—. Es bellísima. Mira que bien le sienta el vestido. Me relamo ante ella. Cómo me gustaría que la

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